lunes, 20 de marzo de 2023

Samfaina, un plato catalán de verduras, jugoso y riquísimo

 

Aunque este blog nace de la inspiración que me dio Julia Child, sus recetas no son las únicas que me gustaría dejar escritas en este Food Memoir que es este blog. Así que aquí va una de Cuina catalana oblidada. Primero pelé y corté la cebolla. Tuve que tirar una porque estaba pocha (es lo que pasa al volver a casa después de cuatro días fuera). Corté algún cacho más porque me pareció que estaba medio pocha, pero la utilicé igualmente, esperando que mi estómago fuerte pudiera soportar lo que pasara. La receta ponía dorar y pochar con sal a fuego bajo, pero lo puse a fuego medio por un descuido. En vez de caramelizarse se tostó un poco (me gusta así, aunque yo preferiría haber seguido la receta de forma literal). 


Cuando me pareció conveniente eché medio pimiento rojo y dos verdes, pensé que era demasiado rojo si lo echaba entero (además, me gusta más el verde). Y lo dejé pochando a fuego bajo lo que me pareció, porque la receta no decía cuánto tiempo debía dejarlo. Hay una frase que me provocó escalofríos: «aquest ball lent i joiós que és el sofregit de la meva terra, tot un frec continu. Amb tota la tarda al davant, el día o la nit, tant se val!». Como que «tant se val!», la falta de concreción temporal me puso nerviosa, pero decidí seguir mi instinto y dejarme envolver por la tranquilidad sosegada que evocaba el recetario. Está bien. Toda la tarde por delante, todo el día. Tengo todo el tiempo del mundo. Bueno, en realidad, tengo hasta las 15h que venga Ane del trabajo, pero está bien, queda mucho aún. Luego lave y corté la berenjena sin pelarla, porque me parecía que en el dibujo de la receta se veían algunos trozos de berenjena y tenían piel. Les eché sal y las puse a freír. 


Creo que debería haber echado más aceite o haberlo dividido en un par de veces para que se dorara bien y quedara crujiente por fuera, como pedía la receta. En lugar de eso mi cocina quedó invadida por un olor dulce y muy agradable a berenjena y esta se ablandó y se doró parcialmente, pero sin quedarse crujiente por fuera. Mientras tanto, tocaba pelar y quitar las semillas de los tomates, para después cortarlos en trozos irregulares, según decía en la receta. Nunca pelo los tomates y hacerlo ha sido una experiencia (salpiqué toda la encimera sin querer). Los corté y los eché con los pimientos y la cebolla. ¿No decía cocinar con toda la calma del mundo? Pues así está, cocinándose, con las berenjenas reservadas esperando a ser echadas con el resto del sofrito. Son las 14 y media y todavía falta un rato hasta que venga Ane, así que voy a hacerle caso a la receta y dejar que los sabores de fusionen y los pedacitos de verdura se vayan haciendo más pequeños, ablandándose y suavizándose. Casi como si fuera una masa.

Después de escribir todo esto dejando que el sofrito se hiciera poco a poco, fui a darle la vuelta y vi que se había tostado de más en algún sitio. De nuevo: muy buena pinta para mí, pero no era lo que decía la receta. He optado por echarle más aceite, solo un poquito más, aunque en la receta no hablaba de corregir el líquido en ningún momento. Luego he añadido las berenjenas (están muy buenas, la verdad) y le he dado un par de vueltas, lo he dejado un poco chup chup y luego lo he ido a probar. Estaba pensando en decirle a Ane que en lugar de pan comprara algo para hacer un segundo y… Dios mío, está espectacular. Le añado un poco más de sal, aunque igual no le hace falta, pero soy una persona ansiosa. Le doy otra vuelta y lo dejo de nuevo. Creo que no hace falta nada más para disfrutarlo. No le he echado ninguna especia, aunque he estado un poco tentada (en la receta dice que «no pocs la perfumen amb bitxos i herbes de tots colors» pero creo que prefiero no añadirle nada más y disfrutarlo por sí solo. El sabor de la berenjena se queda en el paladar, hacia mucho que no comía una berenjena con tanto placer.


Son las 14.48 y no lo he apagado aún porque no quiero que se enfríe cuando llegue Ane y utilizo la filosofía de la receta como excusa.

Son las 15h y apago el fuego. En total estuvo media hora con los pimientos y luego otros quince con las berenjenas, más o menos. Lo tapo y espero.

Nos lo comimos con un par de tostadas. Estaba espectacular, homogéneo, bien pegado, el sabor de la berenjena era increíble y el aceite de freírlas que habían chupado lo habían soltado al juntarse con el resto del sofrito. Plato para acompañar algo, o rellenar algo, o ser la salsa de algo. Tengo ganas de usarlo así, en vez de comerlo solo.








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